Un robot se caracteriza por dos cualidades:
- Multifuncionalidad: versatilidad para llevar a cabo distintas tareas, incluso aquéllas no previstas en principio por los diseñadores, lo cual implica una considerable auto-adaptabilidad al entorno.
- Programabilidad: capacidad para modificar la tarea mediante el cambio de programa, que propicia su adaptación rápida y económica a diferentes aplicaciones.
Así pues, un robot es capaz de hacer su tarea sin intervención del operador, tomando las decisiones oportunas a partir de la información que reciben sus sensores y gracias al programa almacenado en su memoria.
Todo robot debe tener los siguientes elementos:
- Estructura física: le da forma y resistencia, define y limita sus posibles movimientos. Es el equivalente al esqueleto humano.
- Unidad de control: le permite procesar la información y tomar decisiones al respecto. Dependiendo de la complejidad puede referirse a un circuito electrónico con algún programa computacional dentro de él o simplemente a un conjunto de elementos electrónicos y conexiones que definen su funcionamiento. Es el equivalente del cerebro.
- Sensores: le permiten tomar información de su entorno y así poder interactuar con él. Son los equivalentes a los sentidos.
- Actuadores: son los dispositivos finales que son controlados por la unidad de control conforme se procese la información proveniente de los sensores. Son los responsables del movimiento o de las acciones que realice el robot. Son los equivalentes de los pies y manos en los humanos.
- Energía: ningún robot estaría completo sin energía que permita su funcionamiento. Su equivalente son los alimentos.